Fa un parell de setmanes vaig estar a Beniopa. Vaig visitar Pasqual, un amic de Sueca que havia perdut la seua filla.
Pasqual em va contar una historia que em va colpir molt i molt. I ahir, quan havia de parlar de les retallades en I+D+i, vaig voler fer present al Congrés la història de Beatriz, que evidenciava de manera crua les conseqüències que poden tindre les retallades en investigació. Més enllà dels discursos, vaig pensar que aquesta historia ho deia tot en sí mateixa. Vos deixe la nostra intervenció.
Beatriz era una chica de 34 años, ingeniera de telecomunicaciones, con toda una vida por delante y muchas ganas de vivirla.
A los 29 años se le diagnosticó un melanoma maligno. Durante cinco largos años luchó denostadamente contra la enfermedad. Quimioterapia, radio. Mejorías y recaídas.
Un día le envió un correo a Damián, un joven científico que trabajaba en un centro de investigaciones oncológicas de Madrid y que investigaba en una línea contra el melanoma.
Damián le dijo que estaban en fase de encontrar una solución para detener el avance de ese cáncer.
Hace un año, por una llamada del propio Damián, Beatriz supo que el proyecto de investigación había sido cancelado porque se habían acabado los fondos y que Damián había tenido que irse al extranjero.
Este no era un país para los investigadores.
Este no era un país para la ciencia.
Beatriz se fue para siempre en enero. Sus ojos se cerraron definitivamente el mismo día que cumplía 34 años.
Y una duda perseguirá siempre a Pascual y Carmen, sus padres:
¿Qué hubiera pasado si Damián hubiera podido concluir su investigación? ¿Se habría salvado Beatriz? ¿Cuantas Beatriz se habrían podido salvar?
Esta historia resume con crueldad las consecuencias que pueden tener los recortes en investigación.
Con sus políticas al final sólo nos quedará: el sol, la playa y los chiringuitos. Un país de camareros.
Por eso la ciencia en España se identifica con un símbolo: una maleta. Es el único camino que les están dejando a las nuevas generaciones de investigadoras e investigadores.
Es el camino que tuvo que emprender Nuria Martí cuando fue despedida, también, del Centro de Investigación “Príncipe Felipe” de Valencia
Cogió una maleta y se fue a Oregón (EEUU) donde participó en un hito en la historia de la medicina: la clonación de células madre embrionarias humanas a partir de una célula adulta.
Un descubrimiento que servirá para tratar enfermedades del corazón, el párkinson, la esclerosis múltiple, lesiones de la médula espinal y los autotrasplantes.
En palabras suyas: “cada vez se invierte menos en ella y nos tenemos que ir. Tengo amigos repartidos por todo el mundo, la última, una prima que se ha ido al Karolinska en Estocolmo, uno de los mejores centros de investigación del mundo. Estamos bien preparados pero no tenemos futuro”.
Este es el camino que se han visto obligados a emprender muchos Damián y muchas Nurias.
Sres. /Sras. del PP hagan lo que quieran con la moción pero busquen una solución. No permitan que este éxodo de cerebros destruya nuestro futuro y el de otras Beatriz.
No permitan que resuene nuevamente esa expresión lapidaria y retrógrada: “¡Que inventen ellos!!!”
Vos deixe l’enllaç de la intervenció: